miércoles, noviembre 28, 2007

Ahora

Hay una necesidad de viento
en la espalda, que empuja hacia adelante
en la cara, que refresca y advierte
que queda poco tiempo

Hay un intervalo exquisito
suele pasar de noche, afuera
uno, más cigarrillos
la impiadosa circunstancia

Hay un estoicismo
casi heróico
y un error recurrente
porque no tengo nada qué decir
(nadie dijo que debías ser feliz).

Y donde todo estalla.

Hay un amigo muerto, el único
el mundo es un lugar injusto
y algunos hermanos del alma
lejos, o no tanto

Eva y su dulzura en la miel
y mi torpeza, mi furia
y también mi estrella
mis palabras

La tranquilidad del verde
el cielo que veo, las lluvias
todavía puedo mirar arriba
los árboles

Y donde todo estalla.

Tal vez debería
debería dejar de escribir
ahora.

miércoles, noviembre 21, 2007

Stone wings

Un ángel con alas de piedra cuida mis manos, mis ideas, se hace un pensamiento recurrente, como tantos otros, buenos y malos. Lo presento, lo exhalo, lo quiero compartir - pero suele pasar, su esencia fue confundida, y por ende despreciada.

Cabe aclarar, yo no creo en ángeles, pero creo en las alas, esas que llevamos todos y pocos sabemos (aquí reniego a la humildad) usar.

Lo interesante es que sus alas expían las nuestras. Lo admiro por eso, por esa intrascendencia que a la vez representa tanto. Sí, por una estética rígida, tan bellamente difícil de apreciar. Porque allí hay un mensaje, hay una visión propia, clara; y ajena, predecible. Y porque busco, como siempre, es lo que hago, más visiones ajenas, y no las encuentro. Tal vez que no las encuentre es la ironía. Sus alas de piedra son un aviso, un sacrificio. Un no perder el tiempo. Él me dice, en palabras de otro, "¿Qué otra cosa hacer? Ya sabés perder...".

A veces preferiría estar en otro lado. Es cuando recuerdo que mis alas no son de piedra. Que puedo hacerlo, pero no lo hago; que tenga ese poder no implica que deba aprovecharlo. Menos aún si ese otro lado no es junto a los que tienen un sueño que alguna vez compartí y ayudé a construir, pero ya no tanto; no sería justo, nunca fuí así (algunas cosas somos siempre, quedan para siempre, eso es innegable), pese a cuánto me dañe, cuánto resigne. Hoy, en esta eternidad efímera, tal vez sí, mis alas sean de piedra, pero igual ángel, estoy intentando.

sábado, noviembre 17, 2007

Lesa

Lesa tus ojos son
como dos perlas
que acuna el dolor

Y hay un sabor a sal
serán los restos
de lo que pasó
y pasará

Mientras te nombran
caen las bombas
Lesa tu sombra
llora

Lesa tiene un crisol
de miseria
en papel de votar

Sabe es peor estar
entre las garras
de algún general

Y somos tantos
aqui intentando
calmar tu llanto
Lesa...

Lesa tu humanidad
paga las culpas
con hambre y dolor

Te tiran a matar
en parlamentos
que escupen terror

Nunca perdones
ni olvides tu nombre
tarde ya no serás
Lesa


---

Tema nuevo. Habla por sí solo.

martes, noviembre 13, 2007

Una excusa

Lunes, circa 22:30 hs. Un plug-off, lamentablemente cada vez más necesario, una excusa incendiaria. Una imágen recurrente (una frase redundante), mucho y tan poco en lo que pensar, una idealización, lo demás no importa, si no hay nada. Tribulaciones, abstenerse. Interpretaciones, adelante. A veces hay que darse cuenta que el mundo no gira en torno a uno.

...


Ángel, tus alas me matan, me niegan, y en un golpe de tus ojos caigo. Sos la justa verdad, no voy a esperar más. Tu risa despiadadamente silenciosa, tu correctitud. Sí, lo absurdo sigue siendo lo más importante, lo inconciente, lo primal. La perspectiva del desastre siempre te seduce, nos seduce, pero la satisfacción, ya sabés, es leve, cada vez más. Igual vas a la carga, adelante, mientras antes falles mejor, más tiempo para endurecer otras alas, otras ilusiones.

Perdón, ángel, ahora ya sabés qué no esperar cuando tengas que enseñarme de nuevo a caer, y a levantarme.

Ves el aire?

Eso mata cuando no hay nadie.

Ves la sangre?

Es la nuestra. De quién más?

Perdón, ángel, tu cara de piedra no inspira más que al terror.

No es tu culpa, es de ellos. No lo niegues (tres veces por lo menos, seamos fieles), yo lo he negado ya porque así me lo dijo la pulsión. Aquí sí puedo ayudarte, y envejecer antes que vos.

No me mires, ángel, ese no es tu trabajo. Así no te enseñaron, pero es más fuerte que vos. Sí, yo quité los árboles de tu rostro, saqué la sombra que te quitaba justicia. Yo necesito tu justicia, tu implacable sien. No hay noche, ni fin de la noche, ni interminable víspera si no está tu frente concentrada en la mía.

Ángel, algún día otro será yo, y ya tendré mis alas de piedra. Y cuidaré de vos.

domingo, noviembre 11, 2007

Un acorde menor

Hace unos años que había una luna esperándolo. Su amor por ella era un acorde menor, un puñal de indecisión, de intempestiva libertad. Pero si cambiara el viento, sería el riesgo, lo fué, no lo volverá a ser; la luna era todo lo que necesitaba.

Para I y G.

viernes, noviembre 02, 2007

Lobos y leones

Sí, han salido esta noche, como la anterior, como las pasadas, como lo harán las venideras.

Es un curioso respeto el que me atribuyo. No me siguen, no me huelen, no me sienten. O tal vez sí, pero sería extraño que en esta jungla particular, este bosque silencioso, esta ville des morts -casi una cosmogonía- la ley del más fuerte no existe.

No, precisamente, no soy el más fuerte.

Yace ahí el respeto que calculo. Que ahora analizo, como todo seudo placer intrínseco. Seguramente no deba, estoy perdiendo tiempo valioso. Pero volver a los vicios, esa nostalgia peligrosa, es tan... yo fuí uno de ellos. Deberían matarme, reclamar lo mío, pero no, debo ser muy humano para ellos ya, no soy un obstáculo.

Allí van ahora los lobos. Son bellos, saben lo que hacen. Hay algo de implacable en cada momento que conquistan. Quisiera volver a ser un lobo. A veces hablo con ellos, aunque no me comprenden. Yo sí. Creo que no conocen semántica alguna. Tal vez por eso dejé de serlo.

Y los leones. Nunca me han agradado. Pero están, también, de noche. A veces siento que me invitan, me reclaman. Yo, amablemente, los niego. Sigo mi camino. Cada vez me estiman menos. Sinceramente es una carga menos, me desligo de mis obligaciones de primer eslabón. Sí, siempre negué todo.

De vez en cuando lobos y leones se enfrentan. Y sí, prima lo salvaje. Aquello furtivamente estético que apreciaba, se hace trizas. Pero no elijo bando.

Yo no sé qué soy ya.

Tal vez la intervención que confunde, por suerte, del sol antes que la luna, aquella que trajo la Noche, como debió haber sido, haga más difíciles las cosas.

Por lo pronto, sé sentarme a esperar. Mientras pretendo que soy un lobo. O un león. Pero soy un hombre.


En esta ciudad de fieras
ya no soy el más feroz



jueves, octubre 25, 2007

Un rayo que corta la noche


Sería un hipócrita
si volviese a resignar mi libertad.
Si soy un rayo
que corta la noche
-sin vanidad, a voluntad-.
Si soy el riesgo,
el seguro riesgo.
El legado intermitente
de lo que ya he legado.
La parte oscura
en la luz más sublime
que robé de algunas alas
-sólo sé robar lo mejor-
para hacer efímera
otra queja más.
La angustia que crece
y no nos afecta
porque allá lejos
el mundo empieza
y termina,
pero aquí cerca
vive, transcurre
y me alimenta
de piedades
y crueldades...

Que imparto
con voz serena
con pulso firme
impredecible
por seis caminos
bestiales
y no hay
no hay incienso a mis costados
aún.

La rígida indiferencia
ya no hace mella
en lo que espero
en lo que soy;
vacío entrego
y recibo
a quien lo suscriba
si sé callar tan bien
y romper el silencio
tan mal
pero con tanta
verdad.

La honestidad
es mi peor virtud
y mi mejor excusa.
A veces es como yo,
corta la noche.
Ese rayo estremece,
luego calla
pero no por siempre
volver es hermoso
y terrible.

Hasta la última vez
que desmenuce el rencor
o se haga cielo,
tiene la capacidad
la irreverencia
la inútil audacia
y no sabe huir.

Voy con él
soy él
atravieso el cielo
otra vez más
hacia abajo
o arriba
ilumino y me incita
todo me lleva
soy veloz
prepotente
despiadado.

Hasta que no haya noches que cortar.

viernes, octubre 19, 2007

Ruidos de amor

El vaso lleno
no me recordó
esta sensación
un cambio de suerte

La imágen llegó
no sé bien quién soy
hay ruidos de amor
y silencios fuertes

Tu visión de un Dios
se privilegió
perdí otra razón
para sorprenderte

No somos pasión
ni aquí en la traición
el frío empañó
las ganas de verte

Las horas arden y tu risa es el final
Pero el silencio que imponés me hace temblar
Quiero escapar de mis voces que me dirán
Que las distancias se han marcado de verdad

La misma canción
otra distracción
el mismo rencor
que nos hizo perderte

La puerta se abrió
el umbral ardió
tus ojos cortaron
las sombras sin verme

Después de tu voz
el órden tembló
las cosas que hicimos
hoy rondan mi mente

Por última vez
dijiste al partir
la sangre se apaga
el dolor es por siempre

Por qué mis ojos se cierran con la verdad?
Y mis pulsiones se arrebatan sin andar?
Por estas noches mis sueños se van al mar
Donde los lobos no alcanzamos a aullar


---

Un tema hecho hace un tiempo, tal vez eventualmente sea un tema Null...

domingo, octubre 14, 2007

Cicatriz

Tal vez a veces exagere. Tal vez me deba a un recurrente eufemismo. Tal vez las noches se empecinen en hacerme ver las cosas que quiero ver -y no necesariamente las que anhelo-. Tal vez siga reclamando cosas sin sentido, aunque tengan tanto sentido, tanta dedicación, aunque haya tanto frío y sea insondable, aunque piense que tengo tanto para dar y demostrar. Tal vez sí, esa marca sí es para siempre, y la lleve con amor y tristeza. Pero tal vez me siga equivocando, aquí, con mi sangre; y allá, donde no hay nada. Tal vez crea que soy quien no soy. Tal vez sea verdaderamente un hipócrita, y no un loco. Tal vez ya no tenga mas Milagros para dar. Tal vez no deba pensar tanto en ésto. Tal vez ya tenga los ojos cerrados hace tiempo.

No puedo guardarme rencores por eso.

Hoy se ha roto un sueño, otro más, y no, no es el mío.

[...]
Y soy toda cicatriz,
y toda herida abierta
[...]

Pero tal vez, tal vez a veces exagere.

martes, octubre 09, 2007

El sereno y la lumbre

Temprano adormecía, aunque ya el sereno asomaba reclamando lo suyo. La ciudad era sólo testigo. A veces tu eclipse me hace temblar, recordé, mirándolo, mientras incendiaba otro. Yo no enciendo cigarrillos, yo los incendio.

La lumbre presagió una bocanada. Pero el humo no era nada allí, ya la bruma, como debía ser, abrumaba. El sereno aceptó la ofensa, la primera. Las estrellas no se esforzaron demasiado. Mi lumbre contestó. Un circulo de tiza rodeó la ciudad, como tantas veces, para que aquel boulevard sin nombre, tan cercano, aquella esquina en la cual ya los ruidos de la Metrópolis -nadie dijo que el ego fuera malo- que de tanta indiferencia aturdían, se hiciera cenizas. Ante la doble irrealidad de una sonrisa, casi cancelando, casi real.

Mi fuego, discreto pero constante, insistió. Yo no soy quien para juzgar a la luna, no, pensé. Es que hasta la luna sabe traicionar había dicho alguna vez; para variar, en esa semántica rígida, impersonal y fría, perdía. Pero qué sentido tenía la ciencia, es más, que sentido tenía ganar o perder allí... si la victoria es para uno solo.

No recaí, Carpe nocte, por lo menos concientemente. Yo tengo algo para él, él tiene tanto para mí, para nosotros. Siempre, por lo menos, iluminando las veredas, las calles del pensamiento. Tiempo, tiempo es lo que da, lo que le sobra. El sereno es generoso. Caminando acompaña, deteniéndome también. Y ahora mi lumbre se somete a ello, porque debe, porque tiene, porque nos gusta.

Lo bueno de todo esto es que todos pueden llamar al sereno. Sólo basta con incendiar un cigarrillo y levantar la mirada.

domingo, septiembre 30, 2007

Fading out into the night


Hoy fue difícil hablar. Aunque las horas dijeron que serían dueñas de decidir eso.

Pero vencí el despotismo de las horas desde el momento que en vez de hablar pude escuchar. Lo hago con facilidad, lo disfruto, "knowledge speaks, but wisdom listens". Escuchar es un arte. Requiere, como todo arte, amarlo. Pocos aprecian eso, pocos.

Frente a mí, entonces, se desata una tormenta extrañamente calma, la elocuencia de su dolor fue siempre inexpugnable, y estiré mis manos más de una vez, antes, ahora, y volveré a hacerlo, para cubrir el dolor. Con la insignificancia y la impotencia característica de, sí, de mis manos, vehículos de algunas de mis emociones más primales.

Jamás logré, y asumo lograré algo. Pero simplemente tengo que hacerlo.

Y la tormenta fue tan calma como la que yo he desatado en algún tiempo, o como aquella que he estado gestando; pero la vida me dice que es la misma, con otros vientos. Esos vientos que no secan las lágrimas, sólo las llevan a otro lado. Y creo, creo que al final estas tempestades no son purificadoras.

Veo esa marea, ahora, la que el no saber mirar me ocultó mucho tiempo; aunque esas aguas ya, naturalmente, conocía. Veo que las verdades incendiarias que me rodean, verdades que entiendo y comprendo, hacen de todo lo que conocía y construímos, algo tan frágil. Veo como cae, como termina. Me quiero hacer fuerte ahí, donde el cielo se precipita con una violencia atroz sobre una Ciudad, sobre Adan, sobre Eva, y no habrá tiempo para la Bruma, ni para estar Entre mareas, ni para escuchar a La Noche otra vez hablarme de ella, eso que tanto me gusta, y recordarla en aquel sueño cuando su sonrisa fue todo. Aquí ya no me quedan más Milagros, no, aquí no depende de mí.

Prometí olvidarme, y no lo estoy haciendo, y tal vez falle en mi promesa. Pero es más el dolor con la ausencia, mucho más, eso lo aprendí. Siempre serás mi inspiración, y eso no puede ser malo, para nadie. Porque hay cosas que quedan, uno lo sabe, en la piel. Pero en el silencio, en la consecuencia, en la decisión, yo ahora intento, lentamente o ya, desvancerme en la noche de los tiempos. Me llevaré mis seis cuerdas, lápiz y papel. Y allí, escribiré canciones...

lunes, septiembre 24, 2007

Actualización para la interpretación semántica I

La Vanidad aquí es coherente -a prueba de anti-metáforas-.

Saludo a los dignos.

viernes, septiembre 14, 2007

Take a second look

La negrura del lugar era imposible, al azar quedan detalles evidentes que esta memoria distraída no guardó. Estaba yo en plena inspiración, dueño del groove más infernal, aquel que se hace fuego entre las cuerdas, aquel que agita el aire del lugar.

Una voz gruesa y familiar, inconfundible, un cigarro, whiskey santo, del mejor. Un justo, un pecador, la indiferencia, una cadencia (aquí no importan las palabras), y una sonrisa franca, pero atroz.

Between the crowd, unos ojos, la mirada, no expresión; y otra vez el mismo hechizo de mi ciencia me sacó.

La pregunta del Hombre me volvió a una realidad;

-Luth, there’s blood on your guitar...
-That ain’t blood, that’s just my soul foolin around - pude explicar, y el humo del cigarro se hizo cargo del local...

Apurando el viejo whiskey, y el blues en complicidad, el Hombre Sin Dolor me segundó, siempre un paso adelante, y sentenció,

-Take a second look...

Una Gran Lady tan bestial, un marco rojo sin igual, y otra mirada tan atroz, y tan fugaz. Lo salvaje del momento le dió impulso a aquel compás, la llama ardio más, y más, y más, y dí por tierra algún prejuicio para el caos desatar. Y llego El Otro, del averno más profundo, y sin dudarlo se puso a bailar. Allí la noche se hizo trizas, otra vez, descansando entre vapores de alquitrán, destilando licores infernales que jamás pude negar. Un clímax interminable, otra sonrisa, inexpugnable, la crudeza más deseable que jamás quise explicar. Arder era la consigna, la misión, la salvación; demoliendo meridianos, la ciudad no despertó, y a aquel viejo tugurio la cordura no volvió.

Y como dos noches atrás, en soledad, me fuí por un siniestro callejón,

Just the moon, me, and my guitar...

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13/04/06

sábado, septiembre 01, 2007

Vamos

Vamos, vamos, que a pesar de todo nada acaba, y hoy dará paso a mañana, y mañana también será pasado. Mientras tanto, cobijado entre cirujas y gitanos, aunque no entienda sus palabras algo hablan, y mi alma calla, y me arrepiento de nada. Que por pudor nunca quise escribir un tango, y hoy soy barrio y noche, bandera y canto, sonrisa y llanto. Que la muerte es el negocio equivocado, en tanta vida, aunque cruda y despiadada, aunque triste o agotada, aunque bella y necesaria, es vida, buena o mala. Vamos, vamos, que el gatillo entre mis manos ha estallado, pero sólo porque así me han obligado. Que no soy libre de culpa, ni de cargo, pero igual descanso. Que sólo importa que ya nadie entienda nada, como antítesis de un plagio necesario. Porque mis frases son sólo palabras con poco significado, o tanto. Vamos, vamos, que nos mentimos sólo por no matarnos, que entre un mañana y cuatro meses sólo hay llanto. Que rara vez me equivoqué al contemplarlo, es un orgullo tan absurdo y tan lejano. Vamos, vamos, que de divino no nos queda ya ni el vino, pero igual disfruto más el ser humano; aunque no entienda donde van, igual, ahí vamos. Si sé que siempre me acompaña un viejo hermano, que no está pero lo encuentro en cualquier lado; que la distancia, o circunstancia, ha separado. Que entre las cuerdas, tanto tiempo hemos dejado, tanta alma, tanto llanto. Vamos, vamos, que ya no hablamos, no callamos, no estamos. Porque yo elijo el camino, y lo desando. Y si hay espinas, las haré tierra con las manos, para sembrar algún pasado. Pero no esperaré allí, del otro lado, porque el camino sólo acaba cuando ya no andamos. Vamos, vamos, que todavía no olvidé algunas palabras, y si pudiese, igual no cambiaría nada, porque la vida no es casualidad ni acaba si al final nos conforma casi nada. Que yo admito que también me he equivocado, desde el primero hasta el último presagio, si es lo que hace falta para seguir andando. Y por supuesto, las que arden son mis manos. Vamos, vamos, que aún no tengo nada en claro, ni cómo hacer para ser tanto, o tan poco, o ser algo. Que los silencios son hermosos pero en vano. Aunque sea lo mismo callar o decir algo. Vamos, vamos, que otra prosa tan infame me ha ganado; y lo mediocre es jamás haber luchado. Y que a veces lo mejor es olvidar, pero no tanto. Entonces tal vez algún ciruja, con alma de gitano, entienda de qué hablo. Mientras tanto, vamos.

17/04/06

Silencio (autocrítica imperfecta)

Canto los versos que quiero oír, que pretendo interpretar. Escribo lo que quiero leer, o intento confundir para no equivocarme jamás. Las notas que salen de mis dedos sobre las cuerdas son las que sé me haran arder. Me declaro La-menor-obseso, mi patología es La Ciudad de los Muertos. La escena es grotesca, por lo menos; el negro no ayuda.

Sin embargo me permito presumir. Asumir. Prejuzgar. Avergonzarme, no arrepentirme, como precepto, norma, estupidez. Sacar conclusiones apresuradas, mi peor error: pocas veces me equivoco -la sinceridad y la modestia son virtudes que suelen confrontar, pero yo, modesta y sinceramente, descanso en una tranquila neutralidad- y suelo escapar antes de lo mejor del juego.

Esta es mi declaración, tan infame como cualquier otra. Y aunque a veces callo cuando debo hablar, me hago cargo de mi verdad, la sostengo como bandera y bastión, la defiendo con sangre y lágrimas. No aprendí a hacerlo de otra manera.

Y en búsqueda interminable, transitando por los senderos virtuales de la utopía, en pugna constante por la estética pletórica y suprema de las palabras y el sonido, y algún inalcanzable destinum magnus, aprendí, mejor tarde que nunca, que el silencio, pocas veces ponderado, es la traición más hermosa que existe.

Entonces me alío con el silencio. Y lo traiciono. Y me traiciona. Y la epifanía sobreviene. O se oculta más aún, hasta algún nuevo comienzo, esperando que el engaño sea perfecto, imperceptible. Nunca lo es, sin embargo. Pero eventualmente, ardemos.

Nos regimos por el caos, es cierto. Nunca aprendí a encender un fuego que se declare perenne sin esa chispa, que surge de romper esquemas y cuestionar el órden que uno mismo se estableció. Resignando nuestra coherencia, por supuesto, al querer construir lo eterno demoliendo nuestro último mejor intento. A veces lo absurdo resulta ser que volvemos al mismo órden, pero con alguna cicatriz más, generalmente en el orgullo, algunas veces en el corazón, otras tantas en la misma piel. Pero es el camino que elegimos y lo recorremos incansablemente, pocas veces pensando qué habrá más allá, si no abrazando lo que hay aquí, en cada paso. Siempre buscando las palabras, los sonidos. Pero en silencio.

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09/04/06

domingo, agosto 26, 2007

Vanidad

Voy a incendiar otra canción
para no perder más el tiempo con vos
si lo mejor que pudiste dar
era el espejo de tu vanidad

y ya no sé
si sos lo que decís ser
si la verdad
es lo que quiero escuchar

Mi sien de gris, Eva de blues
aplazan las horas de apagar la luz
sé que hice bien al no hacer mal
cuando tu mirada se tiñó de sal

Marcándote
mil ojos en la pared
No tengo voz
para alejarlos de allí

Y en el cristal algo se rompió
pasan las horas y ya no sos vos
y lo que no ves, no te deja más
son las cenizas de la vanidad

Cubriéndote
las hojas de un árbol que
un sueño atrás
arrancaste de raíz

Y yo ya voy mintiendome
encendiendo el fuego que nos va a perder
ella no era rock, vos sabés bien
las cosas no siempre son como queres

Y no jugué
la carta que me guardé
tu vanidad
es lo que me hará olvidar


...

Une chanson de 4 acordes. Roughed up.

Domingo (dos razones)

7 AM.

Sobreviviendo a algún entretenido calvario. Pero estoy siendo injusto.

Algunos minutos antes, una expresión, una respuesta casi nula. No sé qué hacer ahí, donde el inconciente me cuenta la verdad.

Las calles se suceden, a veces demasiado rápido para hacer algún juicio al respecto. Estoy buscando las palabras.

La avenida, de amarillo arrabal. Giro a la izquierda, casi una burla.

Abro la puerta, el silencio de rigor. Sigo buscando las palabras.

Pasillo, al fondo, el calor irradia.

Manón se incopora, se sienta, me mira como sólo ellas miran. Pamina gira sobre sí, esperando las caricias. Se las doy, las reciben con gusto, con cariño. Recibo lo mismo.

Hoy, ya no busco las palabras.

martes, agosto 21, 2007

Madrugada

Hija de estambres de noche
y de capullos del día
se enraiza en mis cimientos
la madrugada tardía
la transición tan serena
del asfalto es utopía
y en otros sueños se engarza
tan clara como maldita.

Teñida de azules severos
(siendo ella el horizonte)
aunque su esencia es el negro,
nada me opaca su nombre;
si de matices intensos
he alimentado las ansias,
en cada instante del tiempo
habré de sufrir las causas.

En el umbral de esa ciencia
de inequívocos conceptos
soy quien suspende el momento
por abrazar esta herencia
que me lleva a reclamarme;
si lo que digo es perpetuo
la madrugada es mi calle
y mi suerte es el silencio.

No enciendo contradicciones
ni falsas promesas hago
si cargo con tus prejuicios
será que mi cielo es claro
y no en vano me distraigo
en mieles que son esquivas;
mi madrugada es herida
que despide ya otro ocaso
y combate a la mañana
cuando los lobos callamos.

miércoles, agosto 15, 2007

Innocenza


Innocenza senza culpa
tu mentira en la mañana
es semenza de mia furia
y descanso de la nada

Innocenza sin verguenza
she enjoys from time to time
be the one that has my mind
y en la noche, soledad

Innocenza no me mira
agonia, not again
as to die within the shadows
that your memory became

Innocenza tu castigo
se hace hielo con el día
lay as light upon my pillow
yet my eyes do not get near

Innocenza la tormenta
ya nos cubre y nos vigila
Shall I take you out of here?
Shall I forget my deepest fears?

Desperately I do know
que en mi silencio final
when the ravens leave the room
Innocenza, sola está

...

22/06/05

Ja! En qué habré estado alucinando...

sábado, agosto 11, 2007

Hadas en lo profundo del jardín (introspectiva impersonal)

Descansando de la ferocidad de aquellas intrascendencias, algunas más efímeras que otras, por relativa suerte, buscaba algún lugar donde reposar el subconciente. Cosa extraña, el subconciente suele mandar sobre uno y no al revés. De todas formas, reinaba ese instinto primal (casi una oposición a su naturaleza), ese escozor de las raíces, eso de lo que no nos podemos separar.

Esa sensación de atari nuevamente, y cómo ser un equilibrista constante. Y otro paso en falso y otra vez el vacío inmediato; sin embargo las transiciones eran largas, onerosas, pero en el fondo, imperceptiblemente necesarias.

Eventualmente pensó, sería amo de aquel jardín, y de aquellas trivialidades que siempre soñaba y pocas veces compartía. Pero el eco de la pregunta que no se cerraba, como se deben cerrar muchas cosas, seguía ahí. Había un factor fundamental que lo obligaba a renegar y combatir, por supuesto, inconcientemente.

Qué cuerdas manejaban el asunto, y cuál, si algún virtuosismo hubiese, sería el necesario para establecer esa ventaja esencial, esencial... y no tanto, si buscaba la coherencia manifestada (perdida, imposible, por supuesto).

Hizo algún intento. Luego otro. No, no, mejor no. O sí. A ver.

Agosto indican las tardes
que en grises y ocres callan
a pesar de estas murallas
que de tus ecos son calles
e invitan a lo profundo
para luego echar en cara
las palabras que negabas
en el sueño de lo absurdo.

Los silencios ya se imponen
en ese salon de espejos
en lo unísono de estar lejos
porque nadie escucha temores
y hablar solo es lo de menos
pero triste si es costumbre
y no queda quién alumbre
en otro jardín desierto.

Formas y formas. Las hay muchas, monótonas, pero hay vibraciones que, por fortuna, uno no controla. Si asi fuera, tendría sentido algo?

Entonces.

Hoy presté atención. Por un instante necesario. Lo escuché, me pareció absurdo y lógico. Casi demasiado bello para ser lógico. Y absurdo. Hay hadas en lo profundo del jardín. Eso lo sé, y no lo sé, pero en todo caso se hace evidente. Mejor obviar algunas cursilerías por definición (si, ese fundamentalismo te hizo un divertido daño, pero seguramente ya no estás por aquí para reprochármelo). Está claro, esa ciencia me lo indicó. Hay hadas en lo profundo del jardín que mueven los hilos para que todo eventualmente se incendie y resplandezca, o sea cenizas, o renazca, no importa. Qué mejor respuesta habría que alguna tan incuestionable, como improbable, como intocable.

Por esas cosas nunca me interno en lo profundo del jardín. O tal vez ya esté allí y no pueda salir.

viernes, agosto 10, 2007

La bruma

Ya va a atardecer
para renacer
vestida en cenit y de cuarzo

Me escondo de esa luz
delata que mi cruz
se hace más fuerte en el ocaso

Ya no vacía mares en mi ausencia
Solo lo que está al alcance de la piel

Esperanza es negar y no negar
Es callar y no callar
Es no ser libres

Para saber que estás vivo hay que temblar
hay que saborear la sal
entre los dientes

Estas manos que no saben la verdad
Y estos ojos que dieron el rayo verde al mar
para no ver más

Veo abismos que se funden en el mar
veo llegar el final
veo la fiebre

Aunque las palabras pretendan estar
la confianza se me va
y ya no vuelve

Y otro acero que desnuda la inconciencia
no será el mundo que pensaste al despertar
si hasta la luna duele

La bruma ya vendrá (la bruma ya vendrá)
La bruma ya vendrá (la luna ya se va)
La bruma ya vendrá (la bruma ya vendrá)


---

Tema nuevo.
La bruma ya vendrá.

domingo, agosto 05, 2007

Mr. Tambourine Man

Hey! Mr. Tambourine Man, play a song for me,
I'm not sleepy and there is no place I'm going to.
Hey! Mr. Tambourine Man, play a song for me,
In the jingle jangle morning I'll come followin' you.

Though I know that evenin's empire has returned into sand,
Vanished from my hand,
Left me blindly here to stand but still not sleeping.
My weariness amazes me, I'm branded on my feet,
I have no one to meet
And the ancient empty street's too dead for dreaming.

Hey! Mr. Tambourine Man, play a song for me,
I'm not sleepy and there is no place I'm going to.
Hey! Mr. Tambourine Man, play a song for me,
In the jingle jangle morning I'll come followin' you.

Take me on a trip upon your magic swirlin' ship,
My senses have been stripped, my hands can't feel to grip,
My toes too numb to step, wait only for my boot heels
To be wanderin'.
I'm ready to go anywhere, I'm ready for to fade
Into my own parade, cast your dancing spell my way,
I promise to go under it.

Hey! Mr. Tambourine Man, play a song for me,
I'm not sleepy and there is no place I'm going to.
Hey! Mr. Tambourine Man, play a song for me,
In the jingle jangle morning I'll come followin' you.

Though you might hear laughin', spinnin', swingin' madly across the sun,
It's not aimed at anyone, it's just escapin' on the run
And but for the sky there are no fences facin'.
And if you hear vague traces of skippin' reels of rhyme
To your tambourine in time, it's just a ragged clown behind,
I wouldn't pay it any mind, it's just a shadow you're
Seein' that he's chasing.

Hey! Mr. Tambourine Man, play a song for me,
I'm not sleepy and there is no place I'm going to.
Hey! Mr. Tambourine Man, play a song for me,
In the jingle jangle morning I'll come followin' you.

Then take me disappearin' through the smoke rings of my mind,
Down the foggy ruins of time, far past the frozen leaves,
The haunted, frightened trees, out to the windy beach,
Far from the twisted reach of crazy sorrow.
Yes, to dance beneath the diamond sky with one hand waving free,
Silhouetted by the sea, circled by the circus sands,
With all memory and fate driven deep beneath the waves,
Let me forget about today until tomorrow.

Hey! Mr. Tambourine Man, play a song for me,
I'm not sleepy and there is no place I'm going to.
Hey! Mr. Tambourine Man, play a song for me,
In the jingle jangle morning I'll come followin' you.


Bob Dylan

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Qué decir? Una de las poesías más fantásticas que se han escrito.

viernes, agosto 03, 2007

Si llega a ser tucumana

Si la cintura es un junco
y la boca es colorada,
si son los ojos retintos...
esa moza es tucumana.

Si es dulce como esa niña
y airosa cuando la bailan,
si te gana el corazón...
esa zamba es tucumana.

Y si la moza y la zamba
llegan a ser tucumanas,
ahogate en agua bendita
que ya ni el diablo te salva.

Si es redondita y jugosa
lo mismo que una naranja,
si es de noche cerrada el pelo...
esa moza es tucumana.

Si a las sombras del pañuelo
le va anudando distancias,
si te consuela y te miente...
esa zamba es tucumana.

Y si la moza y la zamba
llegan a ser tucumanas,
ahogate en agua bendita
que ya ni el diablo te salva.


Letra de Miguel Angel Pérez
Musica de Gustavo "Cuchi" Leguizamón

martes, julio 31, 2007

Yo nombro la causa

Mientras tanto me pierdo en lugares que no debo. Y aunque el eco suene a ausencia, otra vez, me olvido y voy contra yo mismo. Desaparezco en el aire, quiero; tan elemental como el fuego se reduce el asunto. Cuesta arriba, siempre arriba, porque la causa es arriba mismo, aunque ya haya llegado hace tiempo (somos ciegos de lo que queremos ver, es la única condena que nos queda por ser libres).

Como el agua vuelvo a deslizarme, a escaparme de mis manos. No me encuentro, nunca lo hice. Y recorrí mil senderos, todos se bifurcaban, pero nunca los leí; o eso creo, sería una ironía asegurarlo. La verguenza siempre fué parte del juego, decían los humillados.

Yo nombro la causa, te dije. No quisiste escuchar. Yo nombro la causa y la elevo, está en vos subirla, trepar, combatirla. Yo nombro la causa y dibujo los estandartes en el cielo, para que nunca tengas que bajar la frente. Pero tu naturaleza es sumisa, triste. Yo nombro la causa, una vez más, para que la sangres, toda la eternidad, la que te queda. Porque tu eternidad se acorta cuando llueve más fuerte, cuando diluvia.

Yo nombro la causa, repetí. Vos nombrá los muertos.

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Publicado el 27/05/05, en La Ciudad, hoy creo que para mí tiene algunos rastros de una certeza que permanece, inclusive se acrecienta. Extraño.

domingo, julio 29, 2007

Piel de luna


Piel de luna pero sin ojos negros, no soy el cielo que buscás asesinar. Tampoco debo avisarte, pero algo me dice que ya conocés mi raza. O si no es un instinto ancestral, animal, de los que comparto.

Piel de luna, entiendo mi frustración. Por eso lamento, es mía pero fue tu blancura la que la encendió.

Piel de luna, epifanía, algo en vos me despertó. Ahora quiero volver a dormir. O no hacerlo nunca más.

Piel de luna mi prosa te cela, porque no sabe hacer otra cosa. Y allí hay tribulaciones, y humildades, la verdad no lo sé.

Piel de luna, a veces tu eclipse me hace temblar, pero no me ciega. Son esas rarezas las que gobiernan el camino.

La noche está fría, piel de luna, no voy a abrir la ventana a ver si estás.

Alba


Sonríe de madrugada, tan solo, ningún amanecer la vio tan bella. Y jura con su mirada sin decir nada de más. Despacio por la mañana se arrepiente del silencio, que es todo, menos sincero. Pero nunca en las cortinas desgarradas de la sala se notó la decepción, la desnudez que la inundaba. Entre abalorios y nada se debate la pasión, se desata esa batalla y se hace trizas la razón. Lentamente me abandona, me deja otra vez allí, al borde de la vertiente y esperando una palabra. Se precipita la calma, se extiende la inmensidad. Soy parte de la impotencia de ser tan sólo uno más. Entre la eterna mañana, se pierden las sensaciones que creí que me rodeaban. El mar se aleja más con cada oleada. Me voy antes de que la noche reclame la casa.

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Luther, 05/10/05

A veces me sorpendo a mí mismo.

No estoy tratando de hacerte pensar

Coincido conmigo mismo (la pluralidad lo es todo por aquí); ya son muchos los fantasmas que no incitan emociones.

No estoy tratando de hacerte pensar, no. Ni siquiera debería intentarlo. No me importa si te confundo, si te mareo, si no me entendés. Si no sabés cómo llegaste o quién te mandó. O quién te pidió asomar la nariz. Es el resquemor que queda en tus venas lo que me interesa. Si la densidad del asunto te nubló por completo, o te aburrió y te dormiste para encontrarte hablando con tu ego, o con el mío. Si el frío, o el calor, te alcanzaron a quemar tanto como yo quise en un momento platónico, un micrón audaz de mi parte, modestamente (esta es mi casa y son mis reglas, al fin y al cabo). Si la niña que soñaste, si alguna vez lo hiciste, sigue sola y con esa mirada distante, o no; si sabés si el triste corsario alguna vez dejó de mirar la luna como rogando el perdón, si lo has perdonado, si no te cansaste ya de que te mire. Si te podés plantar como una lápida más, o podés darme la mano, creo que eso ya lo lograste. Si podés evitar que acabe todo, que yo acabe con todo. Si querés empuñar mi bandera, nuestra bandera.

Me importa que después de respirar la oscuridad subyacente, si lo logras, te confundas, te marees, no te entiendas. Y te hagas uno con ella. Que te pierdas, que tiembles, que tropieces, caigas y sangres. E intentes levantarte y no puedas, pero sepas que igual estás de pie, y podés elegir a dónde ir, inclusive llevarme, o seguirme. Entonces, tal vez, voy a tratar de hacernos pensar.

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12/07/05, algún lugar (no) olvidado.

sábado, julio 28, 2007

Eva

"[...]Yo no valgo por lo que hice, yo no valgo por lo que he renunciado; yo no valgo ni por lo que soy ni por lo que tengo. Yo tengo una sola cosa que vale, la tengo en mi corazón, me quema en el alma, Me duele en mi carne y arde en mis nervios. Es el amor por este pueblo y por Perón. Y le doy las gracias a usted, mi general, por haberme enseñado a conocerlo y a quererlo. Si este pueblo me pidiese la vida, se la daría cantando, porque la felicidad de un solo descamisado vale más que toda mi vida.[...]"

Eva Peron, 17 de Octubre de 1951

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Una sola petición hago: que la percepción de cualquier bandera política no nos cubra lo fundamental.

Irreversible

Supuse alguna vez una simiente
que de esta muerte se hizo sugerencia
por otra suerte, otra sombra, otra ciencia
otros equívocos peldaños a mi mente;
invito siempre, dueño del rincón oscuro
a contemplar estos deseos incendiarios
no hay vuelta atrás de esos insípidos calvarios
pero hay caminos que nos pierden por seguro.

Clausuro bóvedas que escondieron la nada,
de enterrador, me he disfrazado ya cien veces;
como testigo he pagado los intereses
de esas jugadas que terminan malobradas,
no porque suela desestimar tal talento
ni lo aproveche, dado el caso, en mis milagros,
es que la fé en estos tiempos me ha escaseado
y he abandonado mi cruzada contra el tiempo.

Y soy la leña de un infierno irreversible
y voy a arder en cada instante de los sueños
la suerte dicta que del fuego seré dueño
cuando comprenda que hay destinos imposibles;
es por eso que de aquí no me iré nunca
y aunque no anhelo ser sincero en el lamento
lo que ya he dicho alguna vez yo lo sostengo
ya sólo espero no equivocarme de tumba.

Es el rigor el que me impide despedirme
esa semántica siempre me fue indiferente
porque conozco ese miedo inteligente
y lo disfrazo de un orgullo no tan firme
con el propósito tan cruel de ser valiente
y estar aquí, entre mil ojos tan tiranos
como otro invierno, que envidia aquel verano,
como otra roca que desdeña la corriente.

No me han quedado más que miradas perdidas,
un escozor, tal vez, entre las manos,
ciertas promesas, que supongo ya olvidamos,
y que he cumplido, aunque no cierren la herida.
Y aquella sien que se hizo carne del desastre
si es que el matiz de éstas páginas delatan
que no hubo tiempo en el que no fuera la nada
la que sostuvo a esta alma tan cobarde.


Publicado alguna vez en algún otro lado. Rescatado porque, irreversiblemente, es sincero.

martes, julio 24, 2007

Callarme es una forma de matar

Cuando hice que rías en mis sueños se terminó el mundo. Cuando desperté, también.

...

Las luces se durmieron en este barrio en llamas
Que mil fuegos reclama y no perdona nada
En otro cielo incierto voy esperando el alba
Pero tarda la mañana, enamorada del sur

Se divierte en silencio y juega con la nada
No importa si las aguas se partirán o no
Y no quedan milagros ni promesas lejanas
Acá no vale nada, ni el rayo de tu voz

Callarme es una forma de matar
Pero si no hay nada que decir
Entonces la inconciencia me alcanzó
Entonces he deshecho otra canción

El cenit se hace trizas, somete mi ventana
Con pétalos que sangran y raspan la mañana
Y deslucen con el día que opaco ya cantaba,
Cuando llegue la noche podré soñar tus alas

Y abrazo necedades que no me dejan nada
Pero claro es el motivo, razón y circunstancia
Yo vi brotar tus lágrimas, no pude condenarlas
Entonces me alejé por no multiplicarlas

Callarme es una forma de vivir
Porque tuve tanto que decir
Entonces el silencio me atrapó
Entonces las palabras ya perdí.

miércoles, julio 11, 2007

Nada personal (nuevo intento de anti-ironía)

No voy a considerar
Nada de lo que hice mal
Porque al tiempo lo incendié

Si nunca pude aprender
A no mirar a los ojos
Ni voy a pedir perdón por ser
La sombra que fui ayer

Sabés cómo es el dolor
Esa hermosa distracción
Que nos devora en silencio
Y va cayendo con el filo en la pasión

Dime cuál es tu ilusión
La convertiré en canción
Que mi absurdo corazón
Ya nada me da, y el otoño lo alcanzó

Un recuerdo sólo es
El de algún atardecer
que aquella lágrima tatuó bajo la piel

Tuvo un vértigo especial
Encandilar una pulsión
Que por el frío del invierno
Que sembraste ya cesó

Otra vez la misma sed
Se esconde bajo la piel
No pretendo comprender
Y me atrapa implacable como ayer

Pero algo no está bien
Será que la última vez
La duda se clavó en mi sien

Y entre tanta confusión
Todo no costaba nada
Fuego, tiempo, y la mirada
Que un mal sueño me quitó

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Esto, se supone que es una canción. Veremos.

lunes, julio 09, 2007

Nada personal

Volver a hablar consigo mismo es la mejor y más insensata catarsis; aunque nos encandile la paradoja, cuando se trata de catarsis es inherente que hay algo que debe ser expulsado, maquillado, confundido, por ello lo de el mal menor, et altre.

Otorgo algo, uno no habla consigo mismo, no precisamente aquí.

Pero por hoy lo dejo a la suerte del invierno. Pese al karma, o a las injusticias que pueda haber cometido en vidas pasadas (Nota: pronto, Buda, pronto) el bronce y el níquel han sido y son particularmente cálidos. Será la acogedora punta de mis dedos, todo se predispone.

Mientras tanto lucho con alguna séptima menor, tal vez novena. Lo mío es puro esfuerzo, lo admito, también. Y como mis promesas han sido tan bastardeadas (por mí, por otros...), insisto; no es nada personal, pero...

domingo, julio 08, 2007

Deseos incendiarios

Para quemar, la palabra del día, aunque el propósito sea el opuesto. Porque el fuego destruye y purifica, clarifica, identifica, no importa la cosmogonía en juego. Porque ya es tarde para divagar y todo lo que surja es concreto, aunque absurdo, incoherente, diverso. Porque los sueños se incendian como las imágenes del día vencido, por más bellas que sean, por más esquinas, lunas, y veces que vea tu rostro y tu sonrisa, tus ojos en mí, enfrentando al despertar. Aunque los acordes aún destilen sudor, violencia (de la que disfrutamos). Porque insisto, la pasión que me mueve es más que el Amor, más que el odio. Porque mi poesía es intocable, así la defino, pero mi prosa no, a mi prosa quiero que la incineren; arderá tranquila. Porque la semántica sigue sin discernirse, identificarse, catalogarse, clasificarse, y nada de esto corresponde. Porque el fuego, el alma, no se puede simplifcar, aunque aun así lo intentemos. Aun así lo sea. Porque renacer es lo que hago. Porque no lo sabía. Porque lo hago con dolor y con ganas. Porque los días santos renazco, me inflamo, y tal vez no importe más nada, o vos, allí. Porque no puedo verte y ahí estás. Porque no querés verme y no estoy, tampoco. Porque es otra vez, pero peor. Porque estoy aprendiendo, nunca voy a dejar de aprender, pero el placer de cometer los mismos errores no me lo quita nadie. Porque hay hombros atentos, cariñosos, sinceros, en los que apoyarse y ver, aunque cierre los ojos allí. Porque pensé que había mentido tanto, pero no, no es así. Porque prefiero el rencor, a veces. Porque me has mentido, seguramente. Porque tal vez siempre recorra mi propio camino y el de nadie más, nadie menos. Aunque me hubiese gustado que me acompañes, o acompañarte. Porque sí, alguna vez hice estas cosas, y dejé de hacerlas cuando ardió el último fuego. Porque sí, porque ya es hora.

domingo, junio 17, 2007

Cristal

Dame una señal
que me haga despertar
o me deje durmiendo

Busco tus ojos hoy
no los puedo encontrar
será que no lo entiendo

Vos sos la eternidad
también sos el final
el principio y el momento

Quiero verte volar
tus alas de cristal
serán un buen recuerdo

Ni las manos de la noche
sabrán de mi corazón
no las voy a dejar
Un tatuaje de silencio
será mi mejor canción
y no la vas a escuchar

Quise correr al sol
y olvidar la verdad
y así conocí el fuego

Cuando llegó tu voz
mi nombre quise escuchar
pero sólo fueron ecos

Perdiendo la razón
la poca que quedó
volví a soñar despierto

Pensando por pensar
mi única verdad
no existo si no siento

Y tal vez me vaya lejos
porque la sombra soy yo
y vos tenés que brillar
Y me guardaré el recuerdo
de tus alas de cristal
porque preferí callar