martes, julio 31, 2007

Yo nombro la causa

Mientras tanto me pierdo en lugares que no debo. Y aunque el eco suene a ausencia, otra vez, me olvido y voy contra yo mismo. Desaparezco en el aire, quiero; tan elemental como el fuego se reduce el asunto. Cuesta arriba, siempre arriba, porque la causa es arriba mismo, aunque ya haya llegado hace tiempo (somos ciegos de lo que queremos ver, es la única condena que nos queda por ser libres).

Como el agua vuelvo a deslizarme, a escaparme de mis manos. No me encuentro, nunca lo hice. Y recorrí mil senderos, todos se bifurcaban, pero nunca los leí; o eso creo, sería una ironía asegurarlo. La verguenza siempre fué parte del juego, decían los humillados.

Yo nombro la causa, te dije. No quisiste escuchar. Yo nombro la causa y la elevo, está en vos subirla, trepar, combatirla. Yo nombro la causa y dibujo los estandartes en el cielo, para que nunca tengas que bajar la frente. Pero tu naturaleza es sumisa, triste. Yo nombro la causa, una vez más, para que la sangres, toda la eternidad, la que te queda. Porque tu eternidad se acorta cuando llueve más fuerte, cuando diluvia.

Yo nombro la causa, repetí. Vos nombrá los muertos.

...

Publicado el 27/05/05, en La Ciudad, hoy creo que para mí tiene algunos rastros de una certeza que permanece, inclusive se acrecienta. Extraño.

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