domingo, agosto 17, 2008

Monólogo


Ha pasado poco tiempo si me lo ha contado el viento suspirando en mis oídos sin tregua sin pausa que el silencio es una causa ya perdida hace un momento relegada por la brisa y gritando a la distancia sin segundos más serenos no tranquilos ni primeros sólo pétalos de fuego sólo arena sin desierto sólo puntos sin palabras sólo comas sin excesos;

las palabras que no están ya te queman, las miradas que no existen te entristecen, las sensaciones se desvanecen, va quedando lentamente ese dejo de que habrás logrado nada pese a tanto que parece, pero no sabés nada, no; y la paciencia es la esencia de ésta nueva ciencia que aprendiste sin conciencia más que dando siempre el alma sin pedir nada más caro que una línea o un reflejo en un destello de los ojos más hermosos, que un fragmento de esa perla, hija de una estrella fugaz perdida, que un sendero por donde encontrar el rumbo a sus pies; perdido has resultado, ni el primero ni el último, sólo el más vos mismo y nadie más,

enredado en tus palabras, con ese cristal allí, que empañas con tu aliento, aquel diamante que buscaste, ese resplandor en la oscuridad más profunda, ni el más duro de los versos empuñados por terceros entendiste, no quisiste, ni los golpes acusaste, pero cuánto que aprendiste de vos mismo, por ser vos mismo, y nadie más,

y esos ojos ahora sentís que te atraviesan como un rayo, aunque no divaguen con su divino trazo hacia aquí, y te hace bien, y te hace mal, porque ahí estás de nuevo en el ring, a brazo partido, a lanza y escudo, queriéndole robar una sonrisa al destino, que se disfrazó de luna para seguirte por las noches que no sabés, no, no te alcanzan los conceptos para señalar de lado a lado tu verdad, no sabés si a la vuelta de la esquina ésta ciudad te dara paz eventualmente, finalmente, cuando ni tu corazón alcanza para tatuar mil palabras tan sinceras,

y tantas veces pensaste en la muerte, pero sólo hacerlo y escribir una canción fue cimiento suficiente, necesario, para la hipótesis constante de éste rumbo, que no es principio ni fin, es sólo rumbo y momento, y tierra y losa, asfalto y cemento, lo sabés, lo repetís, pero lo entendés? los terceros se transforman en segundos, los primeros en minutos que no caen, será que nada es real, perdiste esa capacidad de tocar el suelo con los dedos, y de otras tantas dudas ya, pero ganaste algunas cosas, ciertas destrezas, conociste que la cuerda floja es infinita hasta donde termina, y trepaste igual para saber, primero un paso, luego el otro, sí, para saber qué se siente ser vos mismo y nadie más,

la ciudad duerme embelesada por mil sueños que desarman el pudor de no ser nada y nada más, la paradoja se dibuja exquisita aquí, y hay mucha luz en éste lugar para seguir despierto, aún así, la nombro, y concluyo; saber quién sos y ser vos mismo te hace otros, entonces es cuando eres más vos mismo que nunca.

viernes, agosto 15, 2008

Caminante


Tú,
que viajas
dejando tu huella
en cada sendero imaginable
por ésta mente implacable
que suele trazar tus alas
contra una aurora lejana;
caminante de mis ideas,
éstas palabras tan tercas
tan dóciles a tus pasos
son nada sin tus abrazos
se deshacen por tocarte
porque escribirte es mi arte
decirte las mismas cosas
buscando siempre la forma
de no perder ése rastro
del paso de tus caricias,
caminante,
tu destino es el agua pura
no en un mar de necedades
en un arroyo escondido
o de éste amor en el río
sembrando la eterna duda
si podré hoy dibujarte
tan sólo rozar mis dedos
lentamente, caminante
por el lienzo de tu cuerpo
preguntándote colores
de los matices del alma
que la tormenta y la calma
sólo es acostumbrarse,
me gusta,
caminante,
verte cerrar los ojos
porque sé que estás viajando
adonde pueda llevarte
en ese andar de ensueño
sobre ésta tierra sin dueño
haciendo que los segundos
de mi senda sigan tu rumbo,

vendrás hoy,
caminante?

jueves, agosto 07, 2008

Entre lecciones y epifanías


Me he quedado
sin palabras
entre lecciones
y epifanías
viajando
desde crepúsculos
a ocasos
en soledad
esperando
como siempre
siendo uno mismo
y nadie más
desde antaño
caminante del otoño
de la noche visceral
a las mañanas tranquilas
de penas desiertas
y risas concurridas
devoto de una idea
de sentir
de estar allí
donde sopla el viento
si nunca aprendí
a querer de otra manera
que aprendiendo
de vos, seguramente
pese a la sal
a éstas manos vacías
y a ese silencio
en segundo plano
intrascendente
opacado
pero latente,
anclado en el puerto
del río de mis venas
donde corren aguas
que dan al mar
de los pensamientos
está su aura
a veces
lanza las velas
y navega
río abajo
donde la imagino
entre acuarelas
proyectando al cielo
su sonrisa interminable
sólo eso basta
me convence
empuja hacia adelante
tal vez sea
ese rostro
cuando no me mira
o cuando no lo veo
tal vez sean
esas manos
que detienen el tiempo
cuando me alcanzan
por eso, creo,
me he quedado sin palabras
para decirle tanto
que descanso
en silencio
éstas son las lecciones
las palabras no alcanzan
cuando hay tanto que decir
éstas son las epifanías
saber
que hay tanto que decir.