martes, agosto 21, 2007

Madrugada

Hija de estambres de noche
y de capullos del día
se enraiza en mis cimientos
la madrugada tardía
la transición tan serena
del asfalto es utopía
y en otros sueños se engarza
tan clara como maldita.

Teñida de azules severos
(siendo ella el horizonte)
aunque su esencia es el negro,
nada me opaca su nombre;
si de matices intensos
he alimentado las ansias,
en cada instante del tiempo
habré de sufrir las causas.

En el umbral de esa ciencia
de inequívocos conceptos
soy quien suspende el momento
por abrazar esta herencia
que me lleva a reclamarme;
si lo que digo es perpetuo
la madrugada es mi calle
y mi suerte es el silencio.

No enciendo contradicciones
ni falsas promesas hago
si cargo con tus prejuicios
será que mi cielo es claro
y no en vano me distraigo
en mieles que son esquivas;
mi madrugada es herida
que despide ya otro ocaso
y combate a la mañana
cuando los lobos callamos.

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