domingo, junio 20, 2010

Era en invierno

La semilla de un invierno inminente nos encontró en un instante donde las dudas amenazaban, pero era sólo un pequeño salto al vacío, era todo o nada o la gloria; yo te confieso hoy que no lo sabía y mi ternura era incomparable, sólo un retoño del árbol que hiciste de mí - pero aún así mis raíces estaban tan firmes, eran los días que veíamos nacer y casi morir que nos alimentaban, que nos empujaban a ese salto...

Hoy todavia recuerdo y nunca lo olvidaré la luz de las mañanas y las tardes que compartimos antes de beber tu savia y perderme para siempre en las hojas de tu amor; ni el otoño que siguió y como tal no debía a esa furiosa aparición pudo hacer leña con el filo de la distancia aunque cerca estuvo pero firme allí yo estaba, sabía sin saber que en el invierno todo termina y empieza, sabía sin saber que yo te amaba y como tal era intocable, una locura así no termina nunca cuando empieza y es tan sincera...

Por esa locura desde el tallo hasta las hojas, porque ni el mar más grande del mundo pudo ahogar este amor, porque las millas y kilómetros pueden ser tantas pero estás aqui susurrándome al oído, esa hermosa aparición nocturna que de onírica sólo tiene una verdad, la única, que viajamos en un sueño intempestuoso y valiente, sólo por saltar al vacío y sin pensarlo es que a veces la locura nos hace tan, pero tan bien...

jueves, abril 15, 2010

Desmenuzando minutos


Hay algo en estos dedos por segundo que no comprendo. Esa ansiedad metálica que se consume con el próximo cigarrillo (todavía no). Y la llamada nocturna que todo lo calmaba, yo velo, tu hablabas. Pero ahora no está, aunque cuando se desea tanto nada te detiene, nada.

Me falta una casa incendiada de risas, un perro de mañana y dos más el domingo, y todo su cariño, me faltan seis cuerdas, ni mas ni menos, el calor de las lámparas, me faltan las cosas que no me faltaban, tengo tanto que no necesito...

Me falta mi vida, si recuerdo de un tiempo en que estabas tan lejos, en cuerpo y en alma, y yo desgarraba segundos haciendo de cada memoria un instante perfecto o cenizas de nada. Recuerdo el dolor, y no diré más nada. Pero tambien tu mirada volver, y no mi palabra. El tiempo quemó los silencios, y entonces cada segundo pasado nos vio despertar y saber que el otro allí estaba, soñando despierto en el rostro del otro riendo...

Hoy es otra la circunstancia, el alma más cerca que nunca, el cuerpo tan lejos... pero nada nos demuestra mas fuerte que esto, que la distancia no existe y el tiempo se rinde cuando tanto se ama.

Será hasta mañana mi niña, y te confieso, espero a la noche para soñar con que estás aquí...