sábado, julio 28, 2007

Irreversible

Supuse alguna vez una simiente
que de esta muerte se hizo sugerencia
por otra suerte, otra sombra, otra ciencia
otros equívocos peldaños a mi mente;
invito siempre, dueño del rincón oscuro
a contemplar estos deseos incendiarios
no hay vuelta atrás de esos insípidos calvarios
pero hay caminos que nos pierden por seguro.

Clausuro bóvedas que escondieron la nada,
de enterrador, me he disfrazado ya cien veces;
como testigo he pagado los intereses
de esas jugadas que terminan malobradas,
no porque suela desestimar tal talento
ni lo aproveche, dado el caso, en mis milagros,
es que la fé en estos tiempos me ha escaseado
y he abandonado mi cruzada contra el tiempo.

Y soy la leña de un infierno irreversible
y voy a arder en cada instante de los sueños
la suerte dicta que del fuego seré dueño
cuando comprenda que hay destinos imposibles;
es por eso que de aquí no me iré nunca
y aunque no anhelo ser sincero en el lamento
lo que ya he dicho alguna vez yo lo sostengo
ya sólo espero no equivocarme de tumba.

Es el rigor el que me impide despedirme
esa semántica siempre me fue indiferente
porque conozco ese miedo inteligente
y lo disfrazo de un orgullo no tan firme
con el propósito tan cruel de ser valiente
y estar aquí, entre mil ojos tan tiranos
como otro invierno, que envidia aquel verano,
como otra roca que desdeña la corriente.

No me han quedado más que miradas perdidas,
un escozor, tal vez, entre las manos,
ciertas promesas, que supongo ya olvidamos,
y que he cumplido, aunque no cierren la herida.
Y aquella sien que se hizo carne del desastre
si es que el matiz de éstas páginas delatan
que no hubo tiempo en el que no fuera la nada
la que sostuvo a esta alma tan cobarde.


Publicado alguna vez en algún otro lado. Rescatado porque, irreversiblemente, es sincero.

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