domingo, julio 13, 2008


Tengo un puñado
de hojas secas
que he guardado del otoño
y palabras, tantas
las endulzan
como gotas de rocío,
de noche, tarde, solos
se deslizan
lentamente
precisas
es mi ciencia
cuando ella yace
entre mis brazos
mis palabras
sinceras
incesantes
envuelven su belleza
su incansable resplandor,
es una visión
del paraíso
si cierro los ojos
porque, mi cielo,
entre las cosas que dejé,
nada importa,
nada importaba,
en mi irrealidad
mi pequeño mundo
de complejidades
tan simples
sos tan real
y tan imaginaria
sos la razón
el principio
que me sostiene
en éste invierno
tan maravilloso,
nada será en vano
no lo permitiré
no sería yo,
aunque te rías
tiernamente
aunque no lo entiendas
o me pidas el silencio
la distancia prudente,
tengo una esperanza
demencial
de sentir tus labios
hablarme al oído
en algún idioma
que sólo entendamos
dos
diciéndome
que eres feliz aquí
en mi pensamiento.

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