martes, enero 06, 2009

El reino de los pájaros

Sobreviene el día indeciso, entre grises o azules el alba llegó y no, no nos dimos cuenta. Un gesto, sincero, y luego la luz, tu voz, mi sonrisa. El camino de regreso se hizo corto, cerrabas los ojos, cansada, yo velaba, y velo aún por esa tranquila sonrisa, por tus ojos cerrados. Estoy aquí noches después, confesiones después, escribiéndote a vos, con los pájaros de testigo. Estoy aquí haciendo ésto porque es lo que peor hago, lo que más me gusta.

Esa mañana los pájaros reinaban, enseñándome que hay cosas que ya no dependen del amanecer pasado. Que cada paso que doy es más fuerte y siempre para adelante. Dije que no me arrepentía de nada, no lo hago, todo momento extraviado en la parábola de ésta humilde vida ha sido importante, recordable, pero éstos seis meses de fuego y locura, ecos de risas, y gotas de sal, el mejor viaje que he tenido, que tengo, todavía vuelo como me muestran los pájaros para alcanzarte.

Qué será de esas alas que tienes, cansadas de tanto viajar por las alturas de mis mejores sueños, qué será mañana, no importa; si me dejas seguiré velando. Empezando cada día esperando el momento preciso en que tu voz resuene, brillante, con esa paleta de acuarelas con la cual dibujo tu rostro, y esos ojos que son el descanso de tantas ideas aquí, aquí en ésta mente incansable, en estas sienes latentes, qué será de tus miedos, los míos, no sé, no importa. Si los pájaros siguen volando, por qué nosotros no?

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