domingo, noviembre 02, 2008

Un día a la vez


Camina conmigo, un día a la vez, que mañana será otro y eso no importa, o no importa tanto, si hoy puedo adormecerme en tus ojos de amanecer sobre el mar, de islas lejanas donde te imaginé feliz, y triste y feliz fuí yo también al ver tu sonrisa sobre el agua azul. Camina conmigo, que nadie nos corre, yo cuidaré de tus manos con las mías, mientras surco tu suave piel, una y otra vez serán milagros los que harás sobre mi ser, una y otra vez volveré a intentar lo imposible y algo más, sólo para poder oírte hablar de cielos, aguas, colores y de esas hermosas maldades, mientras espero y busco esa sonrisa contagiosa, cómplice, que allí, ya la veo naciendo en la comisura de tus labios, nuevamente. Viaja conmigo, a dónde no sé, hoy estamos aquí, pero iremos donde nos lleve el viento que mueve tu pelo, que fluye y me hipnotiza tras tu mejilla, por allí voy yo perdido ya, mis dedos extraviados en ésa locura deliciosa que es enredarlos suavemente buscando no sé qué, pero lo sé. Cuenta conmigo, para lo que quieras, seré fuerte cuando deba serlo si el mañana asoma oscuro, seré dulce para acunarte mientras la música en la radio te envuelve, mientras miro tus ojos cerrados, vigilo tu sonrisa intacta, yo también sonrío porque aquí estamos, hoy, un día a la vez.

1 comentario:

el condimentador dijo...

No tengo conmigo -ni se si llegarán a mí algún día- palabras que, a tono con esta prosa, puedan a la vez describir la belleza que en ella vive. Y aún sabiéndolo así, debo arriesgar al menos mi humilde reverencia... quién aún se permita sentir ha de quitarse el sombrero en agradecimiento hacia toda belleza semejante.