lunes, mayo 26, 2008

Venciendo el sueño en vano, rebuscando metáforas; para qué. Ella es la forma del silencio, la norma de las cosas, la medida del tiempo. Y va espiralando, igual que antes pero no tanto, más allá, más acá. No hay llanto, ni canto, ni nada que incendia esta vez, si es tanto esa mirada que todo podría terminar allí, y nada más vale. Pero ese idioma no lo hablo, nunca supe de diplomacias, y espero sin cruzar, sólo un poco y vuelvo, este círculo de tiza que he trazado; que ahora es tan grande como la ciudad misma, y me mantengo prisionero en libertad, a voluntad.

En el interín he traicionado, como siempre, a mis manos. He mentido para escapar de mis años. He esperado un abrazo que no ha llegado, aunque estas cosas me las busco aún no aprendo y ya canso, sé, si estoy perdiendo hermanos. Pero tampoco pido nada de lo que antes daban, nunca lo hice, si todavía no lo entendí, es que no estoy equivocado. Tener orgullo y convicciones nos hacen solitarios.

Pero al final del día, cuando permanezco inmóvil, soy insincero conmigo mismo, y eso no me lo puedo perdonar. Si ya no falta tanto, tanto.

No hay comentarios: